LA PLATA O LA VIDA

Qué es más importante: ¿la plata o la vida? Sin duda la gran mayoría de personas no dudarían en responder que la vida. ¿Pero cuál vida, la de uno, o la vida en general, o de manera particular, la vida humana? Varios ejemplos dan cuenta de que en esta sociedad, la vida no es lo más importante, veamos:

- Los sicarios, que se ganan la vida, y sostienen a su familia, quitándole la vida a otros.
- Los políticos o funcionarios corruptos, que cobran comisiones o se roban la plata, para mejorar su calidad de vida, en detrimento de la vida de los más pobres, que se quedan sin salud, vivienda, nutrición, empleo, recreación, educación, entre otros.
- Los guerrilleros, paramilitares o narcotraficantes, que acaban con la vida de otros, para promover o defender un estilo de vida (el de ellos)
- Los asaltantes que intimidan de muerte para quedarse con un botín.
- Los asaltados que prefiere defender su botín a expensas de su propia vida.

Pero el caso más evidente esta en la propia estructura social, por ejemplo:

Alias Karina ‘la guerrillera más cruel de las Farc’, que asesinó brutalmente, secuestró, amenazó y desplazó a miles de colombianos, solo paga ocho años de cárcel; y además fue distinguida como gestora de paz, un ‘cargo’ que le permite andar libremente como Pedro por su casa. Por otro lado un vil ladrón como David Murcia Guzmán, cerebro de la pirámide DMG, acusado de lavado de activos y captación ilegal de dinero, fue sentenciado a 30 años de cárcel y será extraditado a los Estados Unidos donde, sin duda, le impondrán penas mayores.

¿Acaso el delito de Murcia es mucho mayor que el de la guerrillera? ¿Acaso la estafa es peor que quitar la vida? Pues en la lógica de una sociedad donde prima el amor al dinero por encima del amor al prójimo (aun cuando todos se llaman cristianos) la respuesta es SI. Y lo comprobamos también con las ridículas penas que les impusieron a los llamados paramilitares que, sin sonrojarse, confiesan masacres de mil o dos mil personas (claro que el país tampoco se sonroja). Aclaro, No digo que a Murcia le deban imponer una pena menor, digo que a los terroristas y asesinos les deben imponer penas mayores.

Claro que el tema no es un asunto exclusivo de los colombianos, es parte de la fiebre neoliberal que abraza el mundo. Por eso cumbres como la recién de Copenhague, dejan como conclusión que no se puede hacer nada para salvar la vida del Planeta si eso implica una disminución de ganancias para las Empresas y Estados cuyas fábricas son las que generan mayor contaminación.
Definitivamente parece ser que a la pregunta por la plata o la vida, el sentido común nos mueve hacia la vida, pero el sentido práctico nos impone la plata.

Punto Aparte: 1) Repudio a las Farc por el crimen cobarde del gobernador del Caquetá, Luis Francisco Cuellar. 2) A todos mis lectores una FELIZ NAVIDAD y Buena Vida para el 2010.

SOBRE METROLINEA

Dicen que esta próximo a inaugurarse METROLINEA, el Sistema Integrado de Transporte Masivo para los habitantes y visitantes del Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB)

Desde que conocí este proyecto, que al igual que la mayoría de bumangueses fue cuando ya estaba aprobado y en ejecución, lo he apoyado. Siempre he pensado que este proyecto puede ayudarle a los municipios del AMB en su desarrollo territorial, en principio como eje central de la movilidad y desde allí en los ámbitos de la convivencia, la seguridad, la cultura ciudadana (en su noción más amplia), en el cuidado ambiental y en la idea de que los cuatro municipios son realmente una sola ciudad.

Por estas razones, desde el comienzo del proyecto siempre expresé la necesidad de que a la par del desarrollo de las obras debía realizarse una labor educativa e informativa, poniendo a los ciudadanos al tanto de los avances y dificultades en las obras y mostrando los beneficios que estas traerían a los diferentes grupos sociales: niños, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos; de acuerdo al rol que desempeñan: estudiantes, amas de casa, pensionados, trabadores, comerciantes; y de acuerdo al lugar de residencia y trabajo: norte, centro, sur, oriente, occidente, Florida, Girón y Piedecuesta. La idea era que Metrolinea fuese una obra querida, amada y deseada por todos los habitantes del AMB, un pretexto para enaltecer el espíritu futurista de los santandereanos.

Sin embargo la cosa no fue así. Las obras se iniciaron y de inmediato surgieron dificultades que llevaron a ajustes en los diseños, retrasos y prorrogas, sin mucha información para un público que desesperado ha hecho sus propias apreciaciones, casi todas ellas poco amables con el Sistema y sus responsables. Dicho en otras palabras, después de cuatro años de obras, la mayoría de los ciudadanos no se sienten conectados con Metrolinea y por el contrario lo ven como un obstáculo, algo que dificulta la movilidad, que genera mayor inseguridad y provoca incertidumbre sobre la manera como será su funcionamiento.

Siendo esto así ¿Cómo es que se esta anunciando que en pocos días se inaugurará Metrolinea?, se dice que se hará el día del cumpleaños de Bucaramanga, como un regalo a la ciudad pero ¿acaso Metrolinea no se llama así justamente porque es un Sistema Metropolitano? Entonces, ¿Por qué lo determina el alcalde de Bucaramanga? y ¿Cómo aceptan esto los otros alcaldes del AMB? Ahora, si es un Sistema ¿Cómo es que va entrar a funcionar solo una parte? Entonces lo que se va a inaugurar no es el Sistema sino unas rutas, y ¿cómo se van a articular con el resto del transporte urbano?

Además de estas dudas quedan aquellas relacionadas con el uso práctico de esta nueva forma de transporte: ¿Cómo es el sistema de recaudo?, ¿Dónde se compran las tarjetas?, ¿Qué tipo de buses se van a poner en servicio? ¿Con cuales rutas? ¿Dónde están las paradas?

Ojala el afán de inaugurar obrar inconclusas para mostrar una supuesta gestión eficiente no redunde en aumento del caos vial y desmejoramiento de la calidad de vida de los bumangueses, dándole la razón a los que siempre se opusieron a esta obra.

RETRASADOS

Llegar tarde es una mala costumbre que ha llevado a que se planeen reuniones a una hora para iniciar media hora más tarde. “citemos a las ocho para iniciar a las ocho y media se dice ahora sin el menor sonrojo”. ¿Qué se esconde detrás de esta forma de actuar? y ¿qué consecuencias nos trae vivir siempre retrasados?

Quizá sea una forma de resistencia ¿a qué? Obviamente no al yugo del señor dinero pues cuando se trata de éste el tiempo nunca sobra sino que falta, hay que ver como corren los conductores de bus por la guerra del centavo. Entonces puede ser algún tipo de resistencia al acuerdo social, basado en una interpretación de las relaciones sociales como relaciones de Poder.

Toda relación social lleva implícita una relación de Poder, de manera imperceptible la mayoría de veces y evidente en otras muchas. Las personas se sienten retadas a demostrar algo a alguien o así mismos y ese algo puede ser su capacidad de incidir en el comportamiento de otros o el de generar resistencia y demostrar cierto grado de independencia por lo que acontece, todo depende del lugar que se ocupe dentro de la estructura social y/o el rol que se desempeñe.

Si un gobernante, un director o cualquier otra persona de la que dependen otras para recibir un beneficio (un médico, funcionario, pastor o docente) invita a una reunión o concede una cita y llega tarde, casi siempre su disculpa es aceptada; en caso contrario, es decir si quien llega tarde es su invitado o interlocutor, no hay excusa que valga pues finalmente es éste último quien lleva las de perder. Según esta lógica el poder se demuestra en el manejo del tiempo, lo que lleva a que en otros escenarios se valgan de esta premisa para conseguir poder; es el caso de una secretaria que maneja la agenda del jefe y siente que tiene un poder para dar o quitar tiempo.

Pero volviendo al tema, lo que desde una perspectiva puede interpretarse como una relación de poder, también puede verse como parte natural de un acuerdo social donde el compromiso de las partes en el desempeño de su rol es vital en la dinámica del desarrollo social. Si la primera cita del día comienza retrasada, todo el tiempo subsiguiente estará comprometido en procurar establecer nuevamente el equilibrio para cumplir con las reuniones y actividades programadas. En ese sentido si a una reunión de quince personas, una llega a la hora en punto y los otros a los diez, quince o treinta minutos después y se espera hasta que llegue el último -o quien hace mayoría- para iniciar, estamos castigando a quien llegó a la hora y de paso generando una dinámica social en constante retraso pues es imposible estar de primero cuando se avanza al ritmo de los últimos.

Todas las teorías y reflexiones de la administración y gerencia moderna, hasta los sermones y mensajes de la sicología popular posmoderna que transita por internet, reconocen que la puntualidad es uno de los factores generadores del desarrollo social y económico de cualquier empresa y grupo humano, y la razón es muy sencilla pues el Tiempo es uno de las coordenadas en las que se desenvuelve nuestra frágil vida humana.

Estamos llamados a ser solidarios y vivir en el marco de pequeños y constantes acuerdos sociales. Es mejor entender que mi vida se desarrolla con el otro y no contra él.

MOVIENDO IDEAS

En un país cuya cultura política ha estado definida por un alto grado de emotividad, ha estado abstraída en la tradición, anclada y condicionada a los entornos geográficos; además, diluyéndose en la carencia de postulados racionales de la mayor parte de su clase política, obedeciendo a un modelo verticaslita y excluyente de los partidos y sufriendo la indiferencia de la gran masa popular –justo aquella que todos dicen representar-, los resultados de las elecciones del pasado Domingo (consultas internas de los partidos) deben leerse como un gran paso en la dirección de un nuevo modelo de cultura política moderna, racional, argumentativa y sobre todo, de esperanza para quienes consideramos que la acción política no es ‘el arte’ de sumar votos en unas elecciones para negociar partidas burocráticas y satisfacer las necesidades personales, sino que ella es la búsqueda del bien común a través de grandes acuerdos sociales.

El triunfo del voto de opinión sobre las maquinarias en el Polo Democrático Alternativo, abre una luz de esperanza para quienes estamos convencidos (sin ser militantes de ese partido) de que la política debe hacerse a base de propuestas y razones; y que la política es el eje que moviliza aquellas ideas que aguardan la esperanza de una sociedad más justa, segura, honesta, competitiva y sostenible.

Ese triunfo, es un pequeño paso que hay que potenciar, imitar y multiplicar en los espacios que hoy le ofrecen al ciudadano la oportunidad de serlo sin vender su conciencia ni doblegar su dignidad, me refiero a la alternativa que propone Sergio Fajardo, la del hoy renovado partido verde Opción Centro con Mockus, Garzón y Peñaloza y quizá el mismo Polo que ha recibido su mandato de las urnas.

Poco a poco van quedando atrás los tiempos en que a la gente la llevaban a votar en camiones, como ganado, y que le enredaban el voto con una botella de aguardiente, sancocho y lechona. ¡Ay de aquellos políticos cuya esperanza de llegar al poder esta depositada en fiestas, fandango y comilona!; ¡Ay de quienes su único mérito es la capacidad de lagartearse un puestico, un subsidio o un mercado!; ¡Ay de quienes en prosa cantinflesca están acostumbrados a hablar sin decir nada y se la pasan diciendo lo mismo aquí y allá!; pues se quedaron atrapados en un sistema anacrónico porque ya los tiempos son otros y, aunque la cultura no se transforma de un día a otro, son evidentes las señales que muestran que en estas latitudes la razón comienza a despertar.

Ahora los colombianos en general, y los santandereanos en particular, tenemos la oportunidad de explorar, identificar y consolidar los nuevos liderazgos que emergen desde diferentes sectores y que se distinguen por su servicio, capacidad, confianza e inteligencia, para que sean puestos al servicio de la gente desde el ámbito de lo público, es decir desde la política.

Ahora la opinión comienza a tener sentido, las voces se traducen en actos y las ideas se mueven en función del bien común. Vayamos despidiéndonos de la vieja política, esa que con falsas promesas se ha aprovechado invariablemente del hambre y la ilusión de la gente; y bienvenida la política que no pide ni ofrece favores sino que actúa con conciencia y reconoce la condición humana y todo lo que implica Ser ciudadano. Sintámonos todos bienvenidos a esta nueva fase de la política colombiana.

UN PROBLEMA MAYOR

El tema de la seguridad, o mejor de la inseguridad, en las ciudades, es un asunto que cada día se hace mas visible y frente al cual no se ven acciones eficaces de las autoridades competentes, pues los casos crecen de manera exponencial.

En el pasado mes de Abril, escribí en este mismo espacio sobre este tema, a propósito de un estudio realizado por la Fundación Participar sobre delincuencia y organizaciones juveniles en Bucaramanga. De ese estudio resalto lo siguiente:

1. En Bucaramanga, durante los años 2004 a 2008 la Policía realizó un total de 21.506 capturas, que incluyen todo tipo de delitos. El 86,5% de los capturados fueron hombres y el restante 13,5% mujeres; mostrándose así, una vez más, las diferencias de género como una de las variables que más peso tienen sobre el comportamiento de la delincuencia dentro del entorno local como nacional.
2. Aunque la participación en la comisión de delitos el rango de niños 14 a 17 años es similar al de jóvenes en el rango de 18 a 16, es necesario tener en cuenta que este grupo poblacional (jóvenes) es 2,5 veces mayor que la población entre 14 a 17años.
3. Más del 70% de las capturas de los menores de 18 años están explicadas por la comisión de dos tipos de delito: tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y hurto a personas.

Resulta muy preocupante que el centro de la delincuencia sea hoy día el tráfico de estupefacientes. Definitivamente la ‘droga’ ya no es solamente el elemento ‘dinamizador’ de la violencia armada en Colombia, sino que ahora se está volviendo el detonante de la violencia callejera y la inseguridad urbana.

En el caso de Bucaramanga, y Floridablanca por su realidad conurbada, el tema es cada día más complicado para los padres de familia que intentan educar a sus hijos de la mejor manera, pues en cualquier lugar, en el barrio, cerca del colegio, los centros comerciales, los jóvenes son agredidos, asaltados, insultados y constreñidos por los delincuentes, no pueden actuar libremente; y ahora también esa inseguridad urbana no solo se multiplica en las calles sino en los sitios de redes sociales (Facebook, MySpace, Twitter, etc) que también son aprovechadas para intimidar a sus pares (y de paso ‘asesinar’ vilmente la gramática y la ortografía).

Resulta increíble que dentro de las ciudades existan sectores por los que es imposible transitar porque son ‘territorios marcados’, lugares de un parche o pandilla con reglas propias y contrarias a las normas de convivencia y el manual de policía. ¿Qué está haciendo la autoridad?

El tema de la delincuencia juvenil y la participación creciente de niños en este fenómeno es hoy un problema mayor. Bucaramanga, su área metropolitana y el país en general, requieren con urgencia que se tomen medidas contra la inseguridad en las ciudades, que no es en el mismo espíritu de la llamada seguridad democrática, pues no es solamente la aplicación de la fuerza haciendo redadas y ‘echándoles la policía’ a todos los jóvenes de la ciudad, pues como ya lo he dicho y repito: el problema policivo es, ante todo, un problema de convivencia y, por lo tanto, cultural.

CORRUPCION Y DERECHOS HUMANOS

Transparencia por Colombia define la corrupción como el “abuso de posiciones de poder o de confianza, para beneficio particular en detrimento del interés colectivo,realizado a través de ofrecer o solicitar, entregar o recibir, bienes en dinero o en especie, en servicios o beneficios, a cambio de acciones, decisiones u omisiones”. En ese sentido en este país se abusa demasiado pues el pasado martes, ante el Congreso de la república, el Procurador General de la Nación informaba que hay 48 mil funcionarios públicos investigados por corrupción. Lo peor del asunto es que entre esos figuran 860 alcaldes y 30 gobernadores en ejercicio; lo que nos demuestra que definitivamente la corrupción es un cáncer que consume el tejido social y se expande rápidamente si no se detecta a tiempo.

Sin embargo en este país parece que la corrupción hace parte de la cultura política; es decir, que para muchos estar en el ámbito de lo público lleva consigo la apropiación de dineros públicos, que es algo normal y hasta deseable en el sentido de que con ese dinero se pagan las campañas, los abogados y aun les queda para soportar los días difíciles. Por su parte el ciudadano común también lo considera como algo normal, algo que él haría si estuviera en esa posición. En uno y otro caso se piensa que los dineros públicos son de nadie y por lo tanto al robarlos no se le hace daño a nadie, y aquí esta el gran error, pues los dineros públicos son de todos y apropiárselos no es solo un acto de simple ratería sino que es algo que afecta directamente la calidad de vida de las personas porque amenaza y vulnera los derechos humanos.

En visita reciente, el 9 de septiembre, día nacional de los derechos humanos, el director de la oficina anticorrupción de la Presidencia de la República, Oscar Ortiz González, le explicaba a los estudiantes de derecho de la Universidad Autónoma de Bucaramanga que la razón de ser del Estado es garantizar la vigencia de los derechos humanos y cuando los recursos de ese Estado, los recursos públicos, son sustraídos para intereses particulares, se están afectando los derechos de los ciudadanos. En ese sentido la corrupción no es solo el hurto de dinero, esta asociada a la afectación de la vida, pues cuando un funcionario publico se roba los dineros de la salud, se esta robando la posibilidad de atención, curación, medicinas y tratamiento de los pacientes, que sin duda son las personas mas pobres de este país.

Visto así, un corrupto no es un simple ladrón, podría ser también un homicida, una persona que con su actuar afecta de manera negativa la vida de las personas, justo a esas mismas que en su calidad de funcionario o servidor público esta llamado a servir, proteger y defender.

Como se ha dicho, la corrupción es un cáncer social por eso su cura esta en la sociedad, actuando a tiempo, cambiando paradigmas sobre el ejercicio de la política y la función pública. La solución no es la indiferencia, mirar a otro lado o hacerse el desentendido, pues eso la fortalece más. La solución es haciendo control social, vigilando, denunciando y sobre todo actuando en los tiempos en que se eligen a quienes tomarán la vocería por nosotros en las decisiones estructurales de la Nación; es decir, votando con conciencia. Publicado en: http://elfrente.com.co/index.php?option=com_content&view=article&id=6593:corrupcion-y-derechos-humanos&catid=43:opinion&Itemid=77

MALINCHISMO

Es curioso que cuando algún presentador, actor o cantante extranjero hace alusión a Colombia como un país de narcotraficantes, corrupción y violencia armada, enseguida se levantan voces de protesta en los foros de opinión, se hace editoriales, los medios de información les dedican cuantiosos minutos, se hacen notas de protesta y se exige respeto por la dignidad nacional. Sin embargo el cine colombiano y las telenovelas no tienen vergüenza de hacer constantemente apología al delito porque ‘esa es la realidad’ y también lo que más vende.

También somos especialistas en declararnos indignados ante una nota de noticiero en la que se maltrata a un perro, o por la muerte de pepe –el hipopótamo- o la tala de un árbol e incluso se hace un llamado a la moral, el pudor y los valores cuando se sabe de la separación o aventuras que tienen los actores de televisión entre si. Entonces también se escriben columnas de opinión, se protesta, se firman comunicados, se hacen marchas, se crean grupos en las redes sociales, se insulta públicamente y un sinnúmero de actuaciones para que quede manifiesto la inconformidad y la indignación del pueblo colombiano.

Entonces por qué el hecho de que dos congresistas estén acusados(y en la cárcel) por recibir dádivas del gobierno para aprobar la re-elección, que haya denuncias sobre el ofrecimiento de notarias para ese mismo propósito, que a un Senador de la república le haya incautado una cuantiosa suma de dinero que guardaba en su casa y que esté señalado de cobrar porcentajes por puestos y contratos, o de que el treinta por ciento de los congresistas estén en la cárcel por vínculos con los paramilitares para ganar las elecciones, son hechos que no generan ninguna protesta publica y solo se quedan en acontecimientos que sirven para un titular de última hora, la opinión de unos cuantos columnistas o en una indignación no manifiesta que solo va de la sala de televisión al comedor.

Será que hemos construido un ser moral que actúa a su conveniencia, es decir que tiene doble moral, o que expresamos nuestra rabia y frustración a través de medios no relacionados directamente con su causa (el fútbol, la vida de telenovela, el amor por el planeta) o simplemente nos hemos acostumbrado a interpretar los hechos delictivos en el ámbito de la política como algo natural de esa actividad. Parece ser que esto último es la percepción de la mayoría de colombianos, pues cada que sale una nota de esta calaña es la comidilla en los cafés y mentideros de la política, como algo que se veía venir.

Es lamentable que una sociedad que construye su democracia a pulso, a punta de dejar muertos por la intolerancia política y la exclusión social, sea conducida por personas inescrupulososas a las que no les basta hacer alianzas con grupos mafiosos para constreñir el voto ciudadano, sino que además se roban el dinero de los contribuyentes y que en puro malinchismo traicionan a quienes dicen representar. Estas personas no pueden robarnos la confianza y la esperanza de que la justicia haga justicia y que en el futuro próximo este país se gobierne con gente buena de valores democráticos.

HACIA LA MADUREZ POLITICA

Al conmemorar veinte años de la muerte de Luis Carlos Galán, el mismo año en que la Constitución Política llega a su mayoría de edad, vale la pena hacer algunas reflexiones en torno al proceso de maduración política que hemos tenido que sobrellevar los colombianos del común, envueltos en una histórica mezcla entre la acción política y la violencia armada. ¿Por cuánto tiempo más podremos seguir siendo indiferentes y pensar que lo que pasa en el país político no tiene nada que ver con esta especie de locura colectiva que tiene a la mayoría de colombianos viviendo en los linderos de la pobreza y la miseria?

Los jóvenes que hoy tienen 20 años, nacieron en una sociedad que se abre paso en medio de una violencia armada sin ideales y permeada del narcotráfico; la generación de colombianos que estamos alrededor de los 40 años hace veinte sufrimos la guerra sucia de los sicarios pagados por aquella terrible alianza entre narcotraficantes y paramilitares de un lado y de un gran número de grupos insurgentes por otro; la generación que hoy vive alrededor de los 70 años, les toco sufrir la violencia –partidista- demencial de los años cincuenta. Esta generación observó como su clase política puso fin a la confrontación mediante un pacto para alternarse el poder entre liberales y conservadores, dejando una parte de colombianos al margen de esa decisión, lo que propició la transformación de la violencia partidista en guerra de guerrillas que –después de muchos muertos- propició un nuevo pacto social que se concretó en la Constitución Política de 1991; sin embargo la gran preocupación de Galán, de que las mafias del narcotráfico y el paramilitarismo permearan la clase política es hoy una realidad tan evidente que hay un buen número congresistas en la cárcel por esa razón y muchos otros funcionarios públicos y políticos señalados, investigados y enjuiciados.

Entonces, ¿qué nos queda por hacer hoy? ¿De qué manera es posible que la generación que se hizo madura con las ideas de Galán y la que creció como semillas entre espinas, no nos dejemos ahogar por la politiquería y le apostemos a la transformación de la política colombiana, rompiendo el círculo del clientelismo y de las alianzas del narco-paramilitarismo y de la narco-guerrilla con algunos sectores de la clase política?

Tal vez, si todos aquellos que salimos a marchar el 4 de febrero de 2007, rechazando el secuestro, a las Farc y a la violencia armada en general, hiciéramos lo mismo en las elecciones del próximo año, alzando nuestra voz y castigando con a voto limpio a aquellos que se dicen representantes del pueblo pero que en el congreso nunca hablan, nunca proponen y solo se dejan ver en tiempos electorales (regalando lechonas y aguardiente) y premiando a los que hacen un buen trabajo y eligiendo a personas capaces y responsables.

Recuerdo que antes -y también después- de la marcha del 4-F muchos se preguntaban si eso servía de algo, y creo que la respuesta es SI. Estamos llamados a hacer de esas voces una acción política concreta en el acto de votar. De esta manera estaremos dando muestras de madurez política y así las muertes de Gaitán, Galán, Pizarro, Jaramillo y tantos otros sacrificados por su sintonía con el pueblo y su sentido de la acción política responsable, no habrá sido en balde, sino que recobrarían mucho sentido y, sin duda, nos llenaría de mucho orgullo saber que con nuestra decisión forjamos el futuro que nos merecemos y heredaremos a nuestros hijos.

REPRESENTACION POLÍTICA

¿Quienes son las personas que a nombre de todos los ciudadanos toman decisiones, o dejan de tomarlas, incidiendo en el curso del desarrollo de una comunidad, grupo social, ciudad o región?

¿Saben la mayoría de ciudadanos que aunque no les guste la política y no se quieran meter con ella, la política si se mete con ellos, desde el primer tinto de la mañana? Que la política nos afecta a todos y que la responsabilidad por tener buenos o malos políticos es de cada uno de nosotros, cuando DECIDIMOS no Votar o hacerlo a cambio de un favor personal o, lo que es peor, por hacerle el favor a un tercero? Acaso la naturaleza nos dotó de inteligencia y entendimiento para que la desechemos en un momento crucial de nuestras vidas –como es la acción de votar- donde se pone a prueba el libre albedrío y en cambio nos dejemos llevar por el instinto?

De otro lado, ¿Saben los servidores públicos para qué fueron elegidos? Acaso ¿creen que se les ha escogido para asistir a cócteles o recibir homenajes y adulaciones? Acaso creen que su labor esta circunscrita a conseguir unos cupos, subsidios, bonos o recomendaciones para los pocos ‘lideres’ que en campaña les recogieron votos al son de rancheras, vallenatos y lechonas?

Si los políticos quieren que la gente hable bien de ellos deben hacer visible su trabajo y para eso no hay excusa en el mundo de hoy donde el desarrollo tecnológico va mas allá de una emisora radial, un canal de televisión o una página de periódico impreso, permitiéndonos expresar ideas o exponer imágenes en una amplia red de contactos, amigos y miles de ciudadanos con capacidad de habla – escucha y discernimiento.

Si a las personas les fastidian los políticos deberían informarse de lo que hacen, cómo lo hacen, dónde lo hacen y para quién lo hacen. Antes de emitir juicios deberíamos preguntarnos ¿Cuál es el grado de responsabilidad que me cabe en lo que está pasando? ¿Cómo he contribuido a crear esta situación?

La política requiere de ciudadanos que se enamoren de la acción política para que seamos exigentes con quienes resultan elegidos, dialoguemos con ellos, pidamos cuentas y concertemos agendas para el Desarrollo.

Los ciudadanos necesitamos políticos enamorados de su ciudad o región, con un gran sentido del bienestar general y con un alto grado de responsabilidad social.

Al cumplir la Constitución Política 18 años y –simbólicamente- llegar a su mayoría de edad, los ciudadanos, y en especial las nuevas generaciones, no podemos ser inferiores al reto que nos plantea la democracia participativa y el Estado Social de Derecho, pues de la manera como lo afrontemos, estaremos REPRESENTADOS en los escenarios donde se deciden los asuntos de interés general.

ESPIRITU DEL HÉROE LATINOAMERICANO

Muchos actos incomprensibles a la luz de la racionalidad pura nos sorprenden cada día en ésta cultura híbrida latinoamericana, pero quizá el más patético sea el de creerse imprescindible para el destino de los pueblos o de una comunidad; agrandar sus logros para fungir como héroes ante aquel ciudadano común cuyos sueños y esperanzas no se cansan de defraudar.

El presidente –de Honduras- pretendía realizar una consulta popular para reformar la constitución y procurar su re-elección, pero el tribunal supremo electoral rechazó la iniciativa; el presidente continuó con su empeño acudiendo a la figura de una encuesta, pero las fuerzas armadas lo depusieron y expulsaron del país en cumplimiento de una orden judicial avalada por el Congreso. De inmediato la comunidad internacional, (Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU, el Grupo de Río, los países del ALBA y los centroamericanos) exigieron su restitución en la presidencia hondureña. Hoy este terrateniente elegido por la centro-derecha, convertido a la izquierda por conveniencia, resulta ser el paladín de la democracia latinoamericana.

El presidente –de Colombia- nunca ha dicho que si o no, en el tema de la segunda re-elección. Su círculo cercano dijo que él no quería pero ellos si, entonces impulsaron la recolección de firmas para promover un referendo para una nueva re-elección. El país paralizado, ve pasar la crisis económica, la gripa A1 y el calentamiento global, pero en el congreso solo tiene eco la re-elección. Al final gremios, iglesia, líderes políticos, sociales, nacionales e internacionales le pidieron que no, parece que al final el presidente desistirá en su empeño y en la memoria colectiva quedará el recuerdo de un hombre sabio y prudente que a tiempo supo cuando se debía retirar y nunca quiso perpetuarse en el poder.

El rector de la Universidad se quiso re-elegir, pero a algunos miembros de la comunidad educativa no les sonó la idea. Le sacaron una grabación de un diálogo con un presunto paramilitar para enlodar su imagen, pero eso lo fortaleció más. El Consejo Superior lo nombró para un nuevo período sin el voto del Presidente de dicho Consejo y el de los estudiantes. Ahora el rector esta re-elegido, pero la Universidad esta paralizada, los estudiantes ya han perdido un semestre y se presume y que la normalidad académica no esta a la vuelta de la esquina.

Al final tenemos los líderes que quizá nos merecemos. El pueblo los ama entrañablemente porque reflejan el espíritu del auténtico héroe latinoamericano: simple, teatral, cómico, algo chambón y torpe, sumiso con el de arriba y envalentonado con los de abajo, con una mezcla de ingenuidad y audacia, a quien las cosas se le dan ‘sin querer queriendo’ aunque según ellos todo estaba ‘fríamente calculado’ simplemente porque los demás ‘no contaban con su astucia’.

LA CIUDAD QUE QUEREMOS

Me dice un amigo que le gustaría caminar en las mañanas, con su perro, y poder botar sus desechos en alguna caneca de basura; pero a pesar de que camina cuadras y cuadras, no encuentra una. El cree que por eso muchos prefieren dejar la suciedad de su perro en el camino y botar las bolsas de caramelos y pasabocas entre el monte, que a su vez es aprovechado por delincuentes para ocultarse y agredir algún transeúnte. Todo esto ocurre en el barrio la Floresta, en los alrededores del parque la Flora, donde además -dentro de él- han atracado a varias personas, a pesar de que en una de sus esquinas hay un CAI. Claro, mi amigo sabe que eso también pasa en otros barrios y lugares más transitados de la ciudad.

Me dice una amiga que le gustaría caminar por los andenes sin temor a pisar algún mendigo, a no tropezar con algún desplazado que con esposa e hijos pide la caridad de los transeúntes, o de no ser atropellada por algún carro o moto cuando tiene que bajarse del andén para esquivar algún vendedor ambulante. Todo esto pasa cada vez que va al centro y debe caminar por la calle 36 o cualquier carrera desde la 10 hasta la 27, eso para no hablar de Quebrada seca y otros sectores de la ciudad.

Me dice mi amigo que le encantaría cruzar tranquilo por la cebras, si las hubiera, y si los conductores de buses, taxis, motos y carros particulares supieran que ese espacio es para el peatón. Mi amigo también quisiera subirse en bus sin arriesgar la vida, porque la bahía se ha vuelto un parqueadero de motos o porque los conductores paran en todas partes menos en el paradero señalado.

Me dice mi amiga que también quisiera que cuando sus amigos de otras ciudades o países vengan a visitarla y le pregunten por qué a Bucaramanga le dicen –aun- “la ciudad de los parques” o “la ciudad bonita”, no tenga que hacer malabares argumentativos para decir que esa fue una época pero que las cosas han cambiado, etc. Dice que les gustaría llevarlos a algún parque que este en buenas condiciones y no con las losas rotas, lleno de mendigos, desplazados, con malos olores y estética deplorable.

Amigos y amigas quisieran que Metrolínea empiece a funcionar en el tiempo que han señalado, pero les da algo de temor al observar que aun no se desarrollan programas de formación ciudadana para que las personas comprendan que es necesario comenzar a generar nuevos hábitos en la forma de relacionarse con la ciudad y con sus conciudadanos para lograr una verdadera convivencia ciudadana.

Yo también quisiera una ciudad en la que su dinámica social fuera paralela a su dinámica urbanista. Es decir, con un teatro pero con gente amante de las artes; con puentes y corredores viales con conductores que respetan las señales de tránsito y a los peatones; motociclistas que transitan con alguna regulación y no en el zig-zag permanente que provocan tantos accidentes; una ciudad con espíritu empresarial pero con responsabilidad social; una ciudad para la gente y no para los carros; en ultimas, una ciudad vista como espacio para la Convivencia Humana y no como una sumatoria de casas, edificios y calles. Eso les digo a mi amigo y a mi amiga.

AL PUEBLO NUNCA LE TOCA

Después de once años el cabo Moncayo sigue secuestrado en algún lugar de la selva, donde se ha consumido su juventud. Los años veinte de su vida que debieron ser sus ‘años locos’, como los de cualquier joven, son para este servidor de la Patria un amargo recuerdo de humillaciones, privaciones y esperanzas frustradas.

Es cierto que las FARC nunca debieron secuestrar al cabo Moncayo, pero en esa lógica las autodefensas nunca debieron asesinar a miles de colombianos y enterrarlos en fosas comunes; tampoco el Ejercito debió desaparecer jóvenes en las afueras de Bogotá y otras regiones del país para hacerlos pasar por guerrilleros para presentar ‘Positivos-falsos’ de la seguridad democrática; tampoco debería haber más de cuatro millones de personas desplazadas de su tierra -de manera forzosa- para ir a mendigar a las ciudades; tampoco algunos políticos debieron hacer alianzas con los paramilitares y narcotraficantes; tampoco deberían existir victimas de minas antipersonas porque la guerrilla y los narcotraficantes nunca debieron sembrarlas para proteger sus cultivos de coca; tampoco debieron venderse congresistas para dar su voto a favor de la reelección; tampoco debería haberse ‘chuzado’ los teléfonos de personajes de la clase política y de periodistas; y así por el estilo podaríamos enumerar un listado interminable de acciones que no deberían ocurrir en una sociedad democrática y en el marco del Estado Social de Derecho, pero que desafortunadamente ocurren porque el Estado es débil, la democracia inmadura y el país sub-desarrollado.

Otra parte del argumento, para no propiciar la liberación del cabo Moncayo es que no se puede permitir que esas liberaciones 'gota a gota' se utilicen como una estrategia de propaganda política del terrorismo. Pero el terrorismo no necesita que nadie le haga propaganda, ellos se promocionan por si solos sembrando el terror, poniendo bombas y secuestrando como han hecho con el concejal del municipio de Garzón en el Huila.

Es curioso que para la liberación de los políticos secuestrados no solo se permitió la mediación de la senadora Piedad Córdoba, sino que también se aceptó la ayuda de gobiernos extranjeros y en su momento del grupo de ‘Colombianos por la paz’. Pero ahora, que es un simple soldado, humilde, sin ningún poder militar porque esta en lo más bajo de la escala de mando, ni poder político, ni mucho menos económico porque hace parte de la gran masa de pobres de este país, de repente se considere que es parte de un show político que beneficia a los terroristas de las FARC. Y si así fuera, acaso después de siete años de seguridad democrática el Estado no es lo suficientemente fuerte para soportar un acto de esa calaña? ¿Acaso con las liberaciones anteriores se puso en riesgo la institucionalidad?

Ninguno de los espectáculos que se montaron en cada una de las liberaciones anteriores mejoró la percepción que los colombianos tenemos de la guerrilla, ni subió la popularidad de Piedad Córdoba; ni siquiera el éxito de la operación jaque – y su gran despliegue mediático- le dio popularidad suficiente al entonces ministro de defensa para ser hoy un candidato firme a la presidencia de la República. Entonces ¿por qué la resistencia a la liberación de un colombiano que cayó en manos de la guerrilla mientras le prestaba un servicio a la Patria?

Definitivamente, aunque el tiempo pasa y los discursos cambian parece que, como dice el libro de Alvaro Salóm Becerra, definitivamente “al pueblo nunca le toca”.

¿QUIEN SIRVE A QUIEN?

La idea de elegir personas a corporaciones públicas –servidores públicos- es que el ciudadano tenga la garantía de que sus impuestos se revierten en mejores condiciones de vida, en su entorno más próximo, hasta el ámbito local y regional. En otras palabras, que dado que el pago de impuestos garantiza el salario de los funcionarios públicos, la gasolina de los carros que se les destinan, los escoltas y hasta su manutención en ocasiones especiales, mediante los llamados gastos de representación, en consecuencia realicen una labor inteligente y eficaz a favor de la sociedad y que sea palpable en el transcurrir de la vida cotidiana de las personas.

Sin embargo, la realidad nos muestra otra cosa: funcionarios públicos que carecen de amabilidad con el ciudadano y por el contrario lo agraden al tratarlo con desdén y desaire; calles sucias, sin mobiliario urbano adecuado para mantenerla limpia (sin canecas de basura ni baños públicos); calles, parques y sitios inseguros, donde esta vetado pasar en algunas horas del día y de la noche y donde el riesgo corre por cuenta del ciudadano (aún cuando existe un CAI en las esquinas de esos barrios o parques); congestión y desorden vial con carros y buses que paran donde quieren y pasajeros que suben y bajan arriesgando sus vidas; calles atestadas de vendedores ambulantes donde se camuflan rateros, jíbaros y prostitutas; parques abandonados, convertidos en baños públicos y sitios para el mercadeo sexual; carros que contaminan más allá de lo permitido, excremento de perros por doquier, motos que van y vienen sin ningún tipo de control; en síntesis: caos, desorden y anarquía, y en medio de este crudo panorama ¿Qué están haciendo los servidores públicos?

No es justo que para que una persona o comunidad pueda satisfacer una necesidad o solucionar algún problema que le afecta de manera dramática su calidad de vida, tenga que suplicar y rogar para ser atendida o tenida en cuenta o si no la responsabilidad por las consecuencias que pueda tener son suyas, por no haber hecho ‘la gestión’ ante la administración o por no tener una ‘palanca’.

No es justo que las pequeñas obras de los barrios y la inclusión en programas de bienestar de niños, madres comunitarias o ancianos, dependan de la ‘buena gestión’ de un concejal, secretario de despacho o asesor del alcalde o gobernador, como si su actuación fuese un favor personal, aunque se sabe que después pasará cuenta de cobro en tiempos electorales.

No es justo que sean las empresas privadas, las ong’s y algunos grupos de ciudadanos, quienes constantemente estén estudiando, investigando y proponiendo acciones para tener una ciudad más limpia, segura, culta y competitiva, mientras que quienes tienen El Poder –y la obligación- de decidir, deambulan por las calles de la indiferencia sin decidirse a ejecutar planes, programas y proyectos obedeciendo a un modelo de ciudad y de Desarrollo, donde el centro de su acción sea la persona, y mejor se dediquen a hacer obras de cemento pensando en su inmortalidad y malgastando los recursos de cultura ciudadana y desarrollo social en proyectos insignificantes y programas asistencialitas que no dejan ningún impacto positivo en la calidad de vida y solo generan más pobreza y dependencia.

Son muchas las voces desde la academia, la empresa privada y las organizaciones sociales y comunitarias que reclaman a los servidores públicos que atiendan los asuntos públicos y le sirvan al público, para que los ciudadanos puedan dedicarse a disfrutar la ciudad, caminado tranquilamente por los andenes, jugando y charlando en parques limpios y seguros, entreteniéndose con los artistas callejeros y sobre todo consolidando el espíritu de la convivencia pacifica.

EL PUENTE DE LA PAO

En el límite entre Galán y Zapatoca esta el puente sobre la quebrada de la PAO. Hasta allí llegaban decenas de jóvenes, hombres y mujeres, en franca camaradería y compinchería, caminando desde las veredas por el ‘camino real’, a recoger el agua para cocinar los alimentos, dar de beber al ganado o lavar la ropa. Los muchachos demostraban su destreza y valentía cazando pequeños animales silvestres mientras las jóvenes, con la dulzura y fina coquetería campesina, sonreían y se sonrojaban con los sanos piropos de sus acompañantes. Eran tiempos de abundancia, con familias numerosas -de diez y hasta quince hijos- que con la alegría propia de la juventud se embromaban mutuamente. Era un campo verde y florido, rico en árboles frutales y una tierra buena para el tabaco, el maíz y el millo; la cría de camuros, chivos y vacas; con fiestas alegres al son del tiple o la guitarra, ‘jartando’ chicha y guarapo.

En medio de ese ambiente, a finales de la década de los cuarenta, llegaron los obreros con enormes máquinas trayendo el progreso: un puente metálico que reemplazaba una vieja estructura que la quebrada se había llevado. Este es un puente imponente, capaz de soportar el peso de los camiones que llevaban los bultos de alimentos desde San Vicente y Zapatoca hasta el Socorro y los buses con cientos de pasajeros que desde el Socorro iban para Barrancabermeja.

El puente quedó, los obreros se fueron –dejando uno que otro retoño por esas tierras – y en poco tiempo llegó aquel período cruel y patético de la historia política de Colombia, conocido como ‘La Violencia’, donde el pueblo raso se asesinaba entre si por su alineación y alienación delirante por un color partidista (ojo, eran los años cincuenta y no la época actual - por si acaso). Rojos y azules se volvieron de la nada enemigos sin importar si eran compadres de toda la vida, amigos, vecinos o familiares.

Con la violencia comenzó la gran migración del campo a las ciudades, en una época donde era posible el empleo y los sueños de casa, carro, estudio para los hijos y una pensión digna para la vejez. El campo se fue quedando cada vez más solo, abandonado y empobrecido. Ya no hay cultivos, la gente pasa hambre (sí, en el campo), pasan pocos carros pues ya no hay nada que llevar a vender al Socorro o a Galán; la quebrada cada día esta más seca y el puente es una vieja estructura metálica corroída con el paso de los años, el desgaste propio de su uso y una trampa mortal para los lugareños y los muy escasos turistas o visitantes que de vez en cuando llegan por estos rumbos.

Es increíble que habiendo salido de estas tierras –Galán y Zapatoca- ilustres hombres y mujeres de reconocimiento en la política regional y nacional no se hayan hecho ni se hagan las gestiones necesarias para hacerle mantenimiento al puente antes de que se caiga y deje a estos municipios incomunicados entre si y a los pocos transeúntes y los niños que deben pasar por allí, para ir a la escuela, expuestos a un peligro mortal.

La gente de Galán y Zapatoca esta preocupada por el estado del puente –con justa razón- pero, ¿quién gestiona su reparación? ¿Cuántos muertos hay que tener para que se mire esta realidad? Acaso no dicen que ¿es mejor prevenir que lamentar? Creo que es necesario que desde la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación de Santander se le ponga la atención debida a esta situación antes de que el puente se caiga y tengamos que esperar otros cincuenta años para que lo reemplacen.

ENTRE APORIAS Y ALTERNATIVAS

Lo que inicialmente era un camino recto y despejado hacia el desarrollo poco a poco ha terminado por convertirse en una serie de vericuetos hasta quedar en algo más parecido a un laberinto de contradicciones y sin salidas.

En medio del caos que dejaron los grises años de negociación en el caguan, que dejaron una guerrilla fortalecida, unos grupos paramilitares consolidados y un narcotráfico en auge, el país quiso aferrarse a una esperanza envuelta en un discurso duro, directo e intimidador, y el país comenzó a cambiar, más en percepción que en la realidad, pero la mayoría estaba complacida tanto que decidieron –sin chistar- cambiar la norma y las reglas de juego para que el nuevo mandatario pudiera terminar su tarea pues un período era algo muy corto y se requería otro para culminar.

Sin embargo, ahora que comienza a terminarse el tiempo de este segundo período hay quienes se empecinan en que es necesario un período más, pero el país ya muestra fatiga y cansancio de un discurso que por más que intenta resaltar sus bondades no puede tapar la realidad que lo empaña. Hoy se reconoce la disminución del secuestro aunque aun quedan más de mil secuestrados; los duros golpes a la guerrilla de las FARC que la han diezmado, aunque no aun no se da su derrota definitiva; una fuerte lucha contra el narcotráfico, aunque los cultivos de coca se han propagado por todo el país; se terminaron los retenes de las guerrillas en las carreteras, aunque los proyectos viales han fracasado; el encarcelamiento y extradición de narco-paramilitares, aunque de allí han surgido nuevos grupos o bandas criminales; un presidente que trabaja, trabaja y trabaja; aunque el desempleo sigue en aumento.

Aquella esperanza de desterrar la corrupción y la politiquería, es solo un recuerdo que alimenta los chistes de salón, pues nunca antes el país había tenido tantos congresistas en la cárcel sindicados de hacer política con el apoyo de grupos paramilitares; ex-funcionarios del gobierno vinculados con grupos mafiosos; la promesa de la meritocracia solo ha sido un juego de palabras pues los cargos en embajadas y consulados son para los amigos o hijos de los amigos del gobierno; y otras tantas cosas, como el incremento del desplazamiento forzado o las chuzadas del DAS, han generado una paradoja nacional que se mueve entre seguir en lo mismo a costa de acabar con la divergencia; cambiar algo para que todo siga igual, o cambiar verdaderamente hacia una opción democrática virando al centro del espectro político nacional.

Ahora es claro que el discurso semanal contra un enemigo común, pretendiendo hacernos olvidar de los otros ámbitos donde se desarrolla el ser social, ya no llena las expectativas de las mayorías, sino que se erige por si mismo como señal para el relevo, no de sujetos sino de modelo. Por eso aquellos que decidieron prescindir de si mismos para imitar en gestos y posturas a un ídolo pasajero; o aquellos que siguieron la estrategia del ciclista para mostrarse después como alternativa de una realidad que ellos mismo provocaron, pagarán su falta de originalidad y de coherencia, con la indiferencia de un ciudadano que ha madurado y sabrá escoger entre quienes han sido coherentes y consistentes en una apuesta por el país que se requiere en estos tiempos de globalización, crisis económica, sostenibilidad ecológica y respeto por los derechos humanos.

TECNOLOGIA Y SOCIEDAD

Es evidente que el desarrollo de la tecnología, especialmente en el campo de las comunicaciones, ha generado una nueva serie de hábitos y costumbres en la vida cotidiana de las personas; desde la forma de informarse hasta la manera de comunicarse con amigos y familiares, pasando por las relaciones laborales. Pero desafortunadamente el desarrollo tecnológico no llega por igual a todo el mundo, obviamente quienes están en los centros urbanos y tienen mejores condiciones económicas tienen un acceso más rápido que aquellos cuyas condiciones económicas o socioculturales son más precarias o están lejos de la urbe. Esta no es una preocupación propia de los ingenieros de sistemas y ni siquiera de sociólogos o profesionales de las ciencias sociales quienes hasta hoy han aprovechado muy poco el desarrollo tecnológico en beneficio de la profesión.

En el caso de los ingenieros, casi siempre el centro de sus preocupaciones esta en la innovación tecnológica “per se”, en la búsqueda de nuevos usos o la simplificación de procesos para hacer más eficiente o práctico algún aparato o herramienta. Por esa razón, es muy grato que en medio de ese vasto mundo de la computación, los video juegos, los móviles, las aplicaciones web y mucho más, encontrar a una persona que habiendo alcanzado en el mundo académico lo que para los escaladores es el everest, tenga en el centro de su preocupación la idea de que los avances en ciencia y tecnología no acrecienten la brecha entre ricos y pobres, sino que sean un elemento clave del Desarrollo y el fortalecimiento de la Democracia Participativa. Esa persona es el Ingeniero Eduardo Carrillo Zambrano.

Eduardo Carrillo no solo es doctor en tecnologías de información, computación y comunicaciones, sino que tiene mención de doctorado europeo, un titulo que se da a quien hace el doctorado en un país europeo y que es evaluado por un jurado conformado por personas que son de un país diferente de donde se hizo la tesis, que además debe estar redactada en un idioma diferente al original del país donde se hizo el doctorado. Hoy él es el único profesional, que vive y trabaja en Santander, con la distinción de doctorado europeo.

Allí desde el laboratorio de computo especializado de la UNAB, el ingeniero Carrillo dirigió, exitosamente, el desarrollo del Cuarto Congreso Colombiano de Computación, el evento más importante en tecnología para Bucaramanga y Santander, donde se dio la oportunidad a los empresarios de exponer, ver la oferta de empresas de base tecnológica que existe en el país y de interactuar con la academia; a su vez los académicos tuvieron la oportunidad de actualizarse al más alto nivel y de conocer la experiencia de Cesar Muñoz, Colombiano que investiga en la NASA. En el marco de este magno evento el Ingeniero Eduardo Carrillo fue nombrado Presidente de la Sociedad Colombiana de Computación, un reconocimiento a su trabajo ejemplar como científico, docente e investigador.

Por esta razón, desde esta columna me uno a la exaltación de este santandereano que desde la cumbre de la formación académica ha coadyuvado a la creación de grupos de investigación interdisciplinarios y a la formación de jóvenes ingenieros que hoy están en la punta del desarrollo en investigación e innovación tecnológica. Pero además me uno a su preocupación permanente por encontrar caminos que posibiliten la concreción de aquellas ideas que permitirán la creación de mecanismos y herramientas concretas que le ayudaran a la gente, la más pobre y vulnerable, a mejor su calidad de vida.

Reitero mis felicitaciones al doctor Eduardo Carrillo Zambrano, por ser un ejemplo para las nuevas generaciones de ingenieros y felicitaciones a la UNAB por reconocer la jerarquía de nuestros talentos.

TODO TIEMPO PASADO… ¿QUÉ?

LAURA MARCELA SERRANO VECINO
Estudiante Colegio San Pedro
Publicado en EL FRENTE, Mayo 02 de 2009

Me cuenta mi abuelo que hubo una época en la que los niños eran felices de serlo, los viejos querían vivir más y los jóvenes anhelaban madurar. Me dice que ahora ve con tristeza lo que queda de aquellos tiempos: nada o muy poco.

Es que mi abuelo es un ser de aquellos que antaño gozaron la vida y hoy sienten la desolación de una sociedad en la que se han diluido aquellos valores que le infundieron y se volvieron los grandes tesoros de su vida: la honradez, la valentía, el honor, el compromiso de la palabra y la libertad. Mi abuelo dice que no es él de quien se preocupa, sino de mi y sus otros veinte nietos que hemos resultado gravemente afectados por esta sociedad que se vanagloria de una “nueva era” que nada nuevo ha traído.

Abuelos como el mio, hay miles, en los que sus ojos ya no reflejan sabiduría sino nostalgia al recordar esos días en los que la gente valoraba su espíritu humano y que ahora hemos olvidado. Ya ni siquiera reconocemos como parte de nuestra naturaleza la necesidad de interactuar con otras personas; ahora se prefiere recurrir a seres anónimos y distantes a través de medios virtuales, donde no existe el contacto personal y todos se aferran a sus mascaras. Hemos logrado un mundo frio, ausente de calidez humana, haciéndonos cada vez personas vacías que estúpidamente nos dejamos maravillar por nuevos aparatos que lo unico que hacen por nosotros es alejarnos social, cultural y afectivamente de todo lo que observamos y que alguna vez nos perteneció.

Podría refutarle a mi abuelo su argumento, si digo que los tiempos han cambiado. Pero entonces pienso si al igual que los tiempos y la tecnología nosotros también estamos evolucionando, o simplemente estamos cayendo en un retroceso intelectual y cultural a pasos gigantescos. Un claro ejemplo: la mujer era una figura enaltecida de belleza y de honor, símbolo de maternidad y afecto, ahora se ha reemplazado por una mera representación sexual. Parece que se nos está acabando el pudor, pues a diferencia de nuestros antecesores, nosotros no entendemos el verdadero sentido del amor y la entrega, nos hace falta sentir para saber reconocer el amor como un acto sagrado y completamente divino de amor, y no como una trivialidad más, parte del mundo vacio y vanal que somos ahora.

Mi abuelo aún se reune con sus amigos a hablar un rato, hablan y hablan, porque para ellos la palabra todavía tiene sentido, porque en el mundo en el que crecieron les enseñaron lo que a nosotros mayor falta nos hace, y es que el compromiso que se hace con la palabra, es una promesa del alma.

Ya no encuentro más motivos para refutarle a mi abuelo de que ahora es mejor que antes, pues en este momento desearía haber vivido en su tiempo, hablando poco y escuchando más, porque probablemente habría aprendido que la fortaleza de las palabras cuando son dichas con seguridad y razón penetran el alma.

Sin embargo soy joven y me aferro a pensar que aún estamos a tiempo de revertir esta masacre de la vida y la cultura, que seremos capaces de restaurar las grietas que nosotros mismos hemos abierto en el corazón de nuestra historia, porque tenemos lo necesario, una voz fuerte y decidida, y aunque nos falte llenarla de convicciones, nuestros ideales son amplios y debemos estar dispuestos a todo por ellos, mientras tengamos la fortaleza suficiente para hacer del planeta nuestro hogar.

HACIA LA CIUDAD REGION

Cambiar la norma para hacer que cambie la realidad es una vieja tradición (y pretensión) de los colombianos, así como imponer sanciones y multas antes de promover acciones pedagógicas; pero los procesos sociales no funcionan así, sino al contrario, las normas y leyes surgen de las dinámicas socio-culturales y la gente atiende mejor en el consenso que en la represión.

Lo que expongo ahora tiene que ver con la primera parte de mi enunciado, que esta referido a la idea de Bucaramanga como una Ciudad-Región. En principio esta es una idea de la que ya se había venido hablando en recintos académicos, sin trascendencia mediática y por personas sin poder político, solo interesados en el Desarrollo a Escala Humana; pero de un momento a otro el asunto se volvió mediático gracias a que la propuesta ha sido planteada por el alcalde de Bucaramanga.

Sin embargo, los argumentos del alcalde para hacer de Bucaramanga una Ciudad-Región, aun no son muy claros, pues el hecho de que en el departamento se estén desarrollando cuatro mega proyectos como la Hidroeléctrica del Río Sogamoso, el Parque Nacional del Chicamocha, el Embalse de Tona y la transformación de la malla vial del Área Metropolitana de Bucaramanga, y que en función de ellos “queden descritos los temas de desarrollo turístico, infraestructura vial, educación y servicios públicos, en un Plan Marco de Desarrollo, a fin de que los próximos alcaldes no puedan paralizar las obras o modificar los proyectos”, parece más una tarea del Departamento y de voluntad política de los alcaldes del Área Metropolitana.

Pero, si las cosas pasan por la voluntad política de los alcaldes del AMB, parece que estamos algo lejanos de concretar cualquier cosa, pues solo basta ver la constante amenaza de “salirse” del Área Metropolitana si no se atienden sus intereses burocráticos. Entonces, cómo pensar Ciudad-Región si dominan aquellas visiones más preocupadas por el origen de los recursos que por la naturaleza y dinámica de los problemas. En ese sentido hay un antecedente: la idea del Distrito Metropolitano que no ha prosperado gracias a una concepción estrecha y egoísta del Desarrollo Territorial.

Ciudad-Región no es un asunto de coyuntura, ni una maniobra política, ni un acto legislativo; es una necesidad del Desarrollo para nuestra realidad diversa y fragmentada, en un mundo globalizado que exige a gritos la integración de nodos socio-económicos que puedan lograr su propio Desarrollo y contribuir a la sostenibilidad de la Nación y del Planeta.

Tenemos el desafío de aprender más de lo que somos, quiénes somos y cuántos somos; para ello es importante, desde el punto de vista de la Ciudad-Región, conocer los mapas económicos, ambientales, culturales, políticos y sociales de nuestra región, cómo se cruzan y que arrojan. En ese sentido debemos saber qué producimos, en qué cantidades y para quienes; cuál es la cantidad y calidad de nuestras tierras, su uso actual y el uso potencial; cuánto empleo - desempleo tenemos, en dónde y cuánto podemos generar; cuánto aporta cada municipio al crecimiento económico regional y por sobre todo cómo es el nivel de vida de la personas que habitan estos territorios (acceso a la educación, salud, vivienda, niveles de nutrición, etc.); cuál es la dinámica de la migración campo-ciudad –sus causas y consecuencias- y la del desplazamiento forzado; cuál es la situación del conflicto armado, actores de la guerra, situación de Derechos Humanos y victimas del conflicto, entre otros.

La Ciudad-Región requiere un liderazgo de una administración pública eficaz, transparente, eficiente y que camine de la mano con la participación ciudadana. Por eso, ésta debe ser una idea construida con el concurso de todos: academia, ongs, iglesias, empresarios, líderes comunitarios y por supuesto servidores públicos.

Por ahora necesitamos mucha información y sobre todo evidenciar el problema antes de plantear la solución.

AL RITMO DE LA PAZ

En una sociedad donde las múltiples expresiones de la violencia son el pan de cada día, y donde, entre esas violencias, es el conflicto armado al que se le dedica más despliegue y le conceden mayor espacio en los medios de información, y –además- es el elemento estructural que más preocupa a un sector de la clase política, que con angustias re-eleccionistas lo maximiza a través de un reiterativo discurso que –desde hace seis años- pregona su fin inminente; es muy normal que la mayoría de las personas asocien la paz simplemente como la ausencia de la guerra.

Por eso es muy grato encontrar que al contrario de lo que muchos creen, las nuevas generaciones -conocedoras del conflicto armado desde el vientre materno- anhelan profundamente, no solo la ausencia de la guerra, sino una sociedad sin corrupción, justa, segura, tolerante, solidaria y democrática, porque han comprendido que ‘la paz es un proceso social, activo y multidimensional, que asume el conflicto como base para el diálogo y el cambio’. Que la paz es justicia y equidad.

De esta manera la paz, como construcción social, adquiere dimensiones reales de acuerdo a los roles y el lugar en la estructura social de cada quien; es decir que cada persona aporta desde lo que hace y desde lo que es, según la dimensión que comparta con su prójimo. Hoy las nuevas generaciones, en vez de refugiarse en las vagas ilusiones que ofrecen los mercaderes de la superación personal, envían un mensaje de esperanza donde la reconciliación y re-construcción del tejido humano son posibles, haciendo cada uno su parte; es decir mediante el desarrollo de las acciones concretas que cada persona realiza desde su entorno más próximo (el mundo de los afectos, el parentesco y lo comunitario) como respuesta a la violencia directa y cultural, hasta las acciones más complejas (en el mundo de la relaciones laborales, profesionales y normativas) como respuesta a la violencia estructural.

En este sentido se diseñó el proyecto “Jóvenes al Ritmo de la paz”, en la idea de acercar los intereses y motivaciones de los jóvenes por la vida, a través de la música, con las necesidades de una sociedad fracturada por la violencia. Aquí encontramos que es posible es posible que se desarrollen mecanismos de promoción de los derechos humanos, donde los jóvenes pueden pregonar abiertamente, desde lo que son y lo que hacen, que la construcción de una cultura de paz significa ‘modificar las actitudes, las creencias y los comportamientos - desde las situaciones de la vida cotidiana hasta las negociaciones de alto nivel entre pai­ses - de modo que nuestra respuesta natural a los conflictos sea no violenta y que nuestras reacciones instintivas se orienten hacia la negociación y el razonamiento, y no hacia la agresión’.(UNESCO)

Esta experiencia se expresa de manera concreta en el Disco Compacto que se presentará mañana viernes a las cinco de la tarde en la Casa del Libro Total, donde cinco jóvenes le cantarán a la sociedad colombiana “Al Ritmo de la Paz”.

EVOLUCION COLOMBIA

¿Cómo desarrollamos una agenda común de temas fundamentales para el país? Esta pregunta abre las puertas, de las posibilidades y oportunidades, para que los ciudadanos de todas las vertientes ideológicas, actividades económicas y sociales, convengamos en acciones consensuadas para construir un futuro más próspero, pacífico y equitativo para todos los colombianos.

La idea promovida por un grupo de líderes sociales, empresariales y académicos se ha denominado: “Evolución Colombia, Un Horizonte Compartido”. Una iniciativa que nos invita a construir nuevas formas de observar lo que está ocurriendo en Colombia y el rol propio de los diferentes actores en esta realidad; a desarrollar nuevas relaciones de confianza y cooperación entre personas y sectores sociales, económicos, políticos y culturales; y desarrollar nuevas capacidades en el país para definir estrategias y acciones colectivas que permitan cambios duraderos y sostenibles en las situaciones complejas que afrontamos.

El reto está en tener la capacidad de poner entre paréntesis lo que hasta hoy han sido nuestras posturas y paradigmas, como diría Husserl –suspender el juicio- y ver las cosas tal como se nos dan; obligarnos a ver la misma cosa desde la perspectiva del otro y de los otros (repito sin hacer juicios) y tratar de comprender su postura, confrontándola con la propia. Esta dinámica nos pone en la cima de nuestra interpretación y nos amplia el horizonte de nuestra mirada, permitiéndonos una reinterpretación de esa realidad, descubriendo nuevas cosas que nos posibilitan una re-creación del mundo que tenemos hacia lo que queremos.

En estos momentos, en que el agotamiento por las acciones dispersas en distintos sectores frente a un mismo tema, viene reclamando la necesidad de actuar en conjunto con un propósito común –de quienes hacen parte de un mismo gremio o actividad económica, social o cultural- esta iniciativa cae muy bien. Sin embargo ¿Qué nos asegura que esto no terminará en un documento más con buenas intenciones de cambio? o ¿para qué una agenda más si ya tenemos muchas? Son preguntas apenas obvias en una sociedad que pasa permanentemente por el desencanto de sus ilusiones y en donde la desconfianza e indiferencia se han vuelto parte de nuestra forma de ser.

Con respecto a la primera pregunta, los promotores de esta iniciativa aseguran que no se trata de terminar en una proclama o un ‘valioso’ documento con recomendaciones y directrices. Se trata de ponernos de acuerdo en uno, dos o tres asuntos estratégicos de la región y del país, que podamos desarrollar en un tiempo definido y que muestre resultados concretos. La respuesta a la segunda pregunta esta relacionada con la primera, tenemos muchas agendas porque hemos sido incapaces de ponernos de acuerdo; somos desconfiados con ‘el otro’, con aquel que piensa e interpreta el mundo de una manera distinta a la propia.

¿Será que podemos los Santandereanos ponernos de acuerdo en una Agenda Regional Común? ¿Podremos encontrar un punto de encuentro y equilibrio entre la Competitividad y la Justicia Social?

Nota: los promotores de esta iniciativa son: El Centro de Liderazgo y Gestión; Fescol y Redepaz.

‘SINAPSIS’ PARA EL DESARROLLO

El trabajo con las Organizaciones sociales tiene mucho de gratificante pero también genera algo de frustración.

Gratificación por el sinnúmero de buenas ideas que se generan procurando, por medio de proyectos, ayudar a las personas a llevar una vida mejor en casi todos los ámbitos de la vida humana: el arte, lo ambiental, la economía, la espiritualidad, la educación, la salud, etc; y que inciden sobre grupos específicos: niños, jóvenes, adultos, ancianos, mujeres, hombres, campesinos, estudiantes, etc., teniendo en cuenta sus necesidades y características particulares. La frustración se da porque los recursos de las ONG son limitados y su incidencia política muy precaria, en consecuencia los proyectos quedan truncados, no hay continuidad y en poco tiempo se ‘pierden’ los esfuerzos que mucha gente ha invertido durante muchos años.

Por otro lado están las empresas, gremios y sectores de la academia, quienes también producen grandes reflexiones en torno al desarrollo y plantean propuestas para aumentar la productividad, mejorar la competitividad y consolidar los mercados. Es una visión del Desarrollo que privilegia el crecimiento económico, basado en la lógica de que el aumento en la producción y la expansión de mercados lleva consigo el aumento en el empleo, lo que se traduce en incremento del ingreso y en consecuencia mejoramiento de la calidad de vida. Este Horizonte del desarrollo –muchas veces- no permite ver los que reclaman las organizaciones sociales: mayores oportunidades, justicia social, protección de los derechos humanos, protección del medio ambiente, etc.

Aunque los gremios, empresarios y academia tienen mayor incidencia política, muchas veces sus buenos oficios por un desarrollo sostenible y la responsabilidad social, se truncan y no trascienden la etapa de formulación de planes y proyectos, por la falta de voluntad política y el interés inmediatista de nuestros gobernantes. Es por eso que quienes acceden a cargos públicos y tienen el Poder de tomar decisiones que inciden en la calidad de vida de las personas, y en consecuencia en el Desarrollo de una ciudad o región, tienen mayor responsabilidad social.

Sin embargo, la mayoría de estos personajes actúan en la lógica del reparto burocrático y el pago de favores que los lleva a ignorar el sinnúmero de propuestas que surgen desde los otros sectores: organizaciones sociales, academia y gremios. Esto se hace evidente en el hecho de que quien gobierna no sigue un plan de Desarrollo sino una lista de proyectos – dispersos y fraccionados- para cumplir promesas de campaña; proyectos que no se diseñan como solución de un problema sino en función de un presupuesto y de un grupo de personas a quienes se les debe asignar.

Si queremos un Desarrollo integral, donde haya un equilibrio entre el crecimiento económico, el mejoramiento de la calidad de vida, el respeto por los derechos humanos y el cuidado de la naturaleza, se debe procurar una ‘sinapsis’ entre los diferentes sectores que lo impulsan: empresarios, academia, organizaciones sociales y necesariamente el gobierno, para que las ideas no se conviertan en simples pompas de jabón sino que se concreten en políticas publicas que beneficien a todos y satisfagan el interés general.

NO ES UN ‘REALITY’

La reciente publicación sobre su experiencia como secuestrados, de los tres norteamericanos que sufrieron ese tormento, ha despertado el morbo y la curiosidad de millones de personas en Colombia y el mundo entero, por algunas traducciones del texto fuera de su contexto.

Los que saben de lecto-escritura dicen que todo texto tiene un contexto, es decir unas circunstancias y situaciones que rodean al texto - y de paso aclaro que texto no es solo lo que esta escrito sino todo aquello que se puede leer, es decir cualquier situación de la vida humana o cualquier cosa a la que se le otorga sentido.

La lectura del cautiverio por parte de quienes vivieron la experiencia no es la misma que hace aquel que se entera de ello por una referencia noticiosa, un rumor o una novela. Incluso para quienes sufren la misma experiencia, ella misma puede tener interpretaciones diferentes de acuerdo con su propia historia de vida. Algo similar ocurre cuando se lee una novela; el sentido de las situaciones, los personajes y relaciones que se expresan en el texto tienen una significación diferente para quien la escribió y otra para cada lector dependiendo de la cultura y algunos aspectos de su propia biografía. Recordemos que el orden del mundo es una expresión de la manera como funciona nuestro cerebro y no al contrario, y que aquello que llamamos “el mundo” es en realidad una ‘representación’ del mundo.

Teniendo en cuenta que los secuestrados son personas a quienes se les ha privado, de manera violenta, de su libertad y que este solo hecho genera reacciones emocionales y sicológicas diferentes en cada uno y si adicionalmente agregamos a esta situación traumática la obligación de compartir su cautiverio con otras personas, con quienes no se tiene nada en común más que esa desdichada suerte, y además estan obligados a permanecer en un ambiente geográficamente difícil, húmedo, caluroso, lleno de bichos, sin comida, en medio de animales peligrosos, con la sensación de una muerte inminente por algún bombardeo y un entorno social altamente hostil, rodeado de personajes que permanentemente los amenazan, les apuntan con fusiles, los encadenan y les hacen vivir una vida peor que la de cualquier mascota urbana, resulta un deber y un imperativo moral para los colombianos comprender esta situación, antes de hacer juicios de valor sobre cualquier comportamiento, pues el secuestro no es un Reality Show.

En un ‘reality’ las personas conocen de antemano los riesgos y las situaciones a las que se someten y se vinculan libremente, es una opción. La vida cotidiana de los participantes es monitoreada las 24 horas para un público curioso de la intimidad de los otros, los protagonistas son sometidos a pruebas y situaciones inverosímiles con el fin de provocar emociones que generen conflictos en la convivencia y, en consecuencia, aumentar el ‘rating’, pues su finalidad es solo comercial.

Pero el secuestro es una tragedia para quien lo sufre y un drama para sus familiares y amigos, y sin embargo los medios de comunicación se aprovechan de la disposición al morbo y la doble moral de muchas personas, haciendo el papel de aquellas señoras rezanderas que critican a la prostituta que, en medio de su dolor, acude a la iglesia buscando reconciliación y que solo encuentra su discriminación.

NO ES ASUNTO PARA LEGOS

Para quienes tenemos la profunda convicción de que las cosas en Bucaramanga y su área metropolitana pueden mejorar, cada vez que escuchamos hablar sobre la posibilidad de desarrollar un programa de cultura ciudadana serio, coherente, metódico y sistemático, nos emocionamos con hacer realidad esa idea de que el desarrollo socio-cultural camine de la mano con el crecimiento económico y urbano en que se suelen empeñar nuestros gobernantes.

Sin embargo, también estamos acostumbrados a sentirnos desoídos y en consecuencia defraudados al seguir constatando que los temas que competen, de manera específica, al desarrollo social tienen poco espacio y poco peso en la visión de corto plazo de nuestros mandatarios locales; por eso la cultura ciudadana se ha dejado como un asunto de legos, personas sin conocimiento del tema y que guiados por el sentido común lo único que se les ocurre es recurrir a los lugares comunes, poner mimos y payasos en el espacio público, hacer burdas representaciones sobre las consecuencias del consumo de alcohol mientras se conduce o pintar fachadas de casas y escuelas.

Un buen programa de Cultura Ciudadana requiere una investigación previa, una caracterización de nuestros actores locales, pues el ciudadano de Bucaramanga no es el mismo de Bogotá o Medellín; ni siquiera quienes vivimos en la misma ciudad poseemos idénticas características socio-culturales. La ciudad tiene sectores que se diferencian entre si por las actividades que allí se desarrollan: no es lo mismo el sector comercial de la quebrada seca entre carreras 12 hasta la 17 –y sus habituales usuarios- que los centros comerciales de cabecera, por citar un ejemplo. Tampoco los espacios tienen usos homogéneos, pues estos varían según la hora y los actores que por allí circulan: una cosa son los parques en la mañana con vendedores y lustrabotas; otra por la tarde con pensionados y palomas; otra por la noche con prostitutas y habitantes de la calle.

Ya no es posible seguir ejecutando ‘proyecticos’ de cultura ciudadana, fragmentados y dispersos, basados en el viejo paradigma educativo que se centraba en la enseñanza e ignoraba al sujeto que aprende. Según ese viejo paradigma, desterrado de los centros educativos desde hace tiempo, si lo que se enseña es lo correcto y se usa el método adecuado y - aun así- la persona no aprende es porque es Bruto; y es así como se han venido justificando los fracasos en esta materia: calificando de ‘bruto’ al inocente ciudadano que requiere de formación.

Por el estado en que estamos y con la puesta en marcha de Metrolínea, Bucaramanga y el área metropolitana requieren urgente un programa de Cultura Ciudadana serio y coherente, basado en el reconocimiento del ciudadano según su condición y rol: niños, jóvenes, estudiantes, trabajadores, amas de casa, pensionados, comerciantes –formales e informales- funcionarios, agentes de policía, habitantes de la calle; y según sus características: dónde vive, cómo vive, cómo aprende, como incide su comportamiento en la convivencia global, etc. Para ello se necesitan estrategias definidas según el público, pero por sobre todo, una visión de mediano y largo plazo en la idea del Desarrollo de nuestra ciudad y región.

SUB-DESARROLLO MENTAL

La idea del subdesarrollo esta supeditada a una noción del desarrollo como crecimiento, y específicamente como crecimiento económico; es decir una imagen asociada al desarrollo tecnológico aplicado a los procesos de producción al margen de las condiciones culturales del entorno y la calidad de vida de las personas que habitan ese entorno. Yo pensaba que esta concepción del Desarrollo, superada hace decenios por los mismos economistas, estaba totalmente desterrada de estas latitudes empeñadas en desarrollarse. Desafortunadamente aun nos gobierna la idea de una modernización sin modernidad; es más, les importa un bledo la modernidad (pues para estos casos es mejor el lastimero discurso motivador de la posmodernidad).

Es increíble que aun pensemos el Desarrollo como algo que esta fuera de nosotros, lejano y difícil; algo que debemos alcanzar a toda costa y a todo costo; que a su vez avanza y nos deja rezagados. Quizá por esto, no sorprende escuchar algunas voces autorizadas, y otras menos pero con más poder, decir que Bucaramanga tiene veinte años de atraso en su desarrollo vial o urbano. ¿Este atraso es con relación a quien o a qué? ¿Dónde esta el punto que define el desarrollo en una línea de tiempo?

Esta idea de que no somos lo que deberíamos ser en comparación con otros (ausentes y lejanos), es justamente la barrera mental que no nos permite descubrir lo que somos, creer en nosotros mismos y generar condiciones que posibiliten nuestro desarrollo humano en función de la calidad de vida; por eso cada que enfrentamos un problema se escucha decir que ‘se traerán los mejores expertos internacionales’. Desafortunadamente, esto no pasa solo en el ámbito de la política y la economía, es una condición mental de la cultura que se ve en casi todas las esferas de la vida. Algunos ejemplos:

Nuestros futbolistas solo son buenos si son pretendidos y vendidos a algún club extranjero; si permanecen aquí siempre se les considerara mediocres. Sin embargo, aun cuando jueguen en el exterior, si se les llama a integrar la selección Colombia de entrada saben que no se les puede ganar a Argentina, Brasil y Uruguay y frente a los demás harán su mejor esfuerzo, pero no prometen nada, pues ellos (los otros) tienen un fútbol más desarrollado que el nuestro, dicen.

También pasa en el mundo de la música, nuestros cantantes solo son recibidos por multitudes si han triunfado en el exterior y ganan premios; incluso su consolidación como ‘gran artista’ es solo si se gana un premio anglo (Juanes ha ganado mas de una docena de grammy latinos pero según dicen solo le faltaba el anglo para ser reconocido como un artista de alto nivel).

Igual sucede en las artes, donde nuestros escritores, teatreros o cineastas, solo son leídos o vistos si ganan premios en el exterior, no importa que tan buenos nos parezcan a nosotros si no ganan nada afuera, no sirven. Incluso el mal también es de algunos académicos que repiten, interpretan y repiten lo que dicen, quisieron o querrían decir los grandes autores de la filosofía y la ciencia, por eso no le permiten a sus estudiantes opinar por si mismos si no apoyan cualquier idea en por lo menos siete citas bibliográficas.

Seguiremos sumergiéndonos en las arenas movedizas del sub-desarrollo si no comenzamos, en serio, a ver el Desarrollo como una posibilidad que surge desde nosotros.