RETRASADOS

Llegar tarde es una mala costumbre que ha llevado a que se planeen reuniones a una hora para iniciar media hora más tarde. “citemos a las ocho para iniciar a las ocho y media se dice ahora sin el menor sonrojo”. ¿Qué se esconde detrás de esta forma de actuar? y ¿qué consecuencias nos trae vivir siempre retrasados?

Quizá sea una forma de resistencia ¿a qué? Obviamente no al yugo del señor dinero pues cuando se trata de éste el tiempo nunca sobra sino que falta, hay que ver como corren los conductores de bus por la guerra del centavo. Entonces puede ser algún tipo de resistencia al acuerdo social, basado en una interpretación de las relaciones sociales como relaciones de Poder.

Toda relación social lleva implícita una relación de Poder, de manera imperceptible la mayoría de veces y evidente en otras muchas. Las personas se sienten retadas a demostrar algo a alguien o así mismos y ese algo puede ser su capacidad de incidir en el comportamiento de otros o el de generar resistencia y demostrar cierto grado de independencia por lo que acontece, todo depende del lugar que se ocupe dentro de la estructura social y/o el rol que se desempeñe.

Si un gobernante, un director o cualquier otra persona de la que dependen otras para recibir un beneficio (un médico, funcionario, pastor o docente) invita a una reunión o concede una cita y llega tarde, casi siempre su disculpa es aceptada; en caso contrario, es decir si quien llega tarde es su invitado o interlocutor, no hay excusa que valga pues finalmente es éste último quien lleva las de perder. Según esta lógica el poder se demuestra en el manejo del tiempo, lo que lleva a que en otros escenarios se valgan de esta premisa para conseguir poder; es el caso de una secretaria que maneja la agenda del jefe y siente que tiene un poder para dar o quitar tiempo.

Pero volviendo al tema, lo que desde una perspectiva puede interpretarse como una relación de poder, también puede verse como parte natural de un acuerdo social donde el compromiso de las partes en el desempeño de su rol es vital en la dinámica del desarrollo social. Si la primera cita del día comienza retrasada, todo el tiempo subsiguiente estará comprometido en procurar establecer nuevamente el equilibrio para cumplir con las reuniones y actividades programadas. En ese sentido si a una reunión de quince personas, una llega a la hora en punto y los otros a los diez, quince o treinta minutos después y se espera hasta que llegue el último -o quien hace mayoría- para iniciar, estamos castigando a quien llegó a la hora y de paso generando una dinámica social en constante retraso pues es imposible estar de primero cuando se avanza al ritmo de los últimos.

Todas las teorías y reflexiones de la administración y gerencia moderna, hasta los sermones y mensajes de la sicología popular posmoderna que transita por internet, reconocen que la puntualidad es uno de los factores generadores del desarrollo social y económico de cualquier empresa y grupo humano, y la razón es muy sencilla pues el Tiempo es uno de las coordenadas en las que se desenvuelve nuestra frágil vida humana.

Estamos llamados a ser solidarios y vivir en el marco de pequeños y constantes acuerdos sociales. Es mejor entender que mi vida se desarrolla con el otro y no contra él.

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