¿BURROS?¡

No sea burro!, ¡está en rojo!, ¡cruce por la cebra! Estas son algunas de las expresiones que varios actores les decían ayer a todos los peatones que irrespetaron las normas viales en el centro. Todo hizo parte de una campaña de sensibilización, promovida por la Secretaría de Desarrollo Social, en colaboración con el Instituto Municipal de Cultura. (Noticia publicada en un diario local el pasado 8 de julio en la sección de Bucaramanga)

Dado el alto grado de indignación que me produce esta noticia escribo este artículo esperando que el alcalde de Bucaramanga y sus funcionarios rectifiquen el camino y sobre todo se disculpen con los ciudadanos que necesitan educación - no insultos.

Desde mediados de la década de los 80 del siglo pasado, las reflexiones en el ámbito educativo cuestionaron aquel modelo pedagógico conductista, centrado en la figura del maestro y el poder de la enseñanza. Según ese modelo educativo el profesor (poseedor de la verdad) enseñaba a sus a sus alumnos una pila de conocimientos mediante un método probado científicamente según el cual, en condiciones normales, el alumno debía aprender si no lo hacia sencillamente se le declaraba como bruto y, para mofa de todos, se le paraba en un rincón con orejas de Burro.

Por fortuna eso quedo en el pasado y la pedagogía ha centrado la mirada en el estudiante como sujeto inteligente y comunicativo, capaz de construir aprendizajes según sus propios pre-saberes y mediante procesos de mediación y acompañamiento de un nuevo maestro. Este giro en la acción pedagógica ha servido de inspiración para los procesos de la llamada educación popular y la educación de adultos: la Andragogía.

De otro lado, hay que recordar que la mayoría de nuestros centros urbanos se han formado mediante procesos migratorios de gran escala del campo a la ciudad, especialmente por la violencia armada de los años cincuenta y posteriormente por efecto del desplazamiento forzado. Esto significa que nuestras ciudades no solo han crecido de manera acelerada y con poca planeación, sino que en su propio ritmo los ciudadanos han visto surgir edificios y avenidas pero poco se les ha ayudado a aprender a convivir con ese entorno, por esta razón antes de descalificar a alguien por ignorar una norma o no saber interpretar los símbolos de la ciudad, hay que ayudarle a aprender la norma, eso se conoce con el nombre de socialización, es decir “ el proceso mediante el cual los individuos pertenecientes a una sociedad o cultura aprenden e interiorizan un conjunto de normas, valores y formas de percibir la realidad, que los dotan de las capacidades necesarias para desempeñarse satisfactoriamente en la interacción social. El individuo no nace miembro de una sociedad, sino que es inducido a participar en ella a través de la internalización de sus normas.

”Entonces pregunto ¿Será que el conocimiento de nuestra realidad y los avances en la reflexión pedagógica no están al alcance de quienes diseñaron y aprobaron ese proyecto de “cultura ciudadana” o es que simplemente son Burros?

Adendo: Bucaramanga no requiere ser una ciudad bonita solo por el bicentenario, ese debe ser su estado permanente.