UN PROBLEMA MAYOR

El tema de la seguridad, o mejor de la inseguridad, en las ciudades, es un asunto que cada día se hace mas visible y frente al cual no se ven acciones eficaces de las autoridades competentes, pues los casos crecen de manera exponencial.

En el pasado mes de Abril, escribí en este mismo espacio sobre este tema, a propósito de un estudio realizado por la Fundación Participar sobre delincuencia y organizaciones juveniles en Bucaramanga. De ese estudio resalto lo siguiente:

1. En Bucaramanga, durante los años 2004 a 2008 la Policía realizó un total de 21.506 capturas, que incluyen todo tipo de delitos. El 86,5% de los capturados fueron hombres y el restante 13,5% mujeres; mostrándose así, una vez más, las diferencias de género como una de las variables que más peso tienen sobre el comportamiento de la delincuencia dentro del entorno local como nacional.
2. Aunque la participación en la comisión de delitos el rango de niños 14 a 17 años es similar al de jóvenes en el rango de 18 a 16, es necesario tener en cuenta que este grupo poblacional (jóvenes) es 2,5 veces mayor que la población entre 14 a 17años.
3. Más del 70% de las capturas de los menores de 18 años están explicadas por la comisión de dos tipos de delito: tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y hurto a personas.

Resulta muy preocupante que el centro de la delincuencia sea hoy día el tráfico de estupefacientes. Definitivamente la ‘droga’ ya no es solamente el elemento ‘dinamizador’ de la violencia armada en Colombia, sino que ahora se está volviendo el detonante de la violencia callejera y la inseguridad urbana.

En el caso de Bucaramanga, y Floridablanca por su realidad conurbada, el tema es cada día más complicado para los padres de familia que intentan educar a sus hijos de la mejor manera, pues en cualquier lugar, en el barrio, cerca del colegio, los centros comerciales, los jóvenes son agredidos, asaltados, insultados y constreñidos por los delincuentes, no pueden actuar libremente; y ahora también esa inseguridad urbana no solo se multiplica en las calles sino en los sitios de redes sociales (Facebook, MySpace, Twitter, etc) que también son aprovechadas para intimidar a sus pares (y de paso ‘asesinar’ vilmente la gramática y la ortografía).

Resulta increíble que dentro de las ciudades existan sectores por los que es imposible transitar porque son ‘territorios marcados’, lugares de un parche o pandilla con reglas propias y contrarias a las normas de convivencia y el manual de policía. ¿Qué está haciendo la autoridad?

El tema de la delincuencia juvenil y la participación creciente de niños en este fenómeno es hoy un problema mayor. Bucaramanga, su área metropolitana y el país en general, requieren con urgencia que se tomen medidas contra la inseguridad en las ciudades, que no es en el mismo espíritu de la llamada seguridad democrática, pues no es solamente la aplicación de la fuerza haciendo redadas y ‘echándoles la policía’ a todos los jóvenes de la ciudad, pues como ya lo he dicho y repito: el problema policivo es, ante todo, un problema de convivencia y, por lo tanto, cultural.

CORRUPCION Y DERECHOS HUMANOS

Transparencia por Colombia define la corrupción como el “abuso de posiciones de poder o de confianza, para beneficio particular en detrimento del interés colectivo,realizado a través de ofrecer o solicitar, entregar o recibir, bienes en dinero o en especie, en servicios o beneficios, a cambio de acciones, decisiones u omisiones”. En ese sentido en este país se abusa demasiado pues el pasado martes, ante el Congreso de la república, el Procurador General de la Nación informaba que hay 48 mil funcionarios públicos investigados por corrupción. Lo peor del asunto es que entre esos figuran 860 alcaldes y 30 gobernadores en ejercicio; lo que nos demuestra que definitivamente la corrupción es un cáncer que consume el tejido social y se expande rápidamente si no se detecta a tiempo.

Sin embargo en este país parece que la corrupción hace parte de la cultura política; es decir, que para muchos estar en el ámbito de lo público lleva consigo la apropiación de dineros públicos, que es algo normal y hasta deseable en el sentido de que con ese dinero se pagan las campañas, los abogados y aun les queda para soportar los días difíciles. Por su parte el ciudadano común también lo considera como algo normal, algo que él haría si estuviera en esa posición. En uno y otro caso se piensa que los dineros públicos son de nadie y por lo tanto al robarlos no se le hace daño a nadie, y aquí esta el gran error, pues los dineros públicos son de todos y apropiárselos no es solo un acto de simple ratería sino que es algo que afecta directamente la calidad de vida de las personas porque amenaza y vulnera los derechos humanos.

En visita reciente, el 9 de septiembre, día nacional de los derechos humanos, el director de la oficina anticorrupción de la Presidencia de la República, Oscar Ortiz González, le explicaba a los estudiantes de derecho de la Universidad Autónoma de Bucaramanga que la razón de ser del Estado es garantizar la vigencia de los derechos humanos y cuando los recursos de ese Estado, los recursos públicos, son sustraídos para intereses particulares, se están afectando los derechos de los ciudadanos. En ese sentido la corrupción no es solo el hurto de dinero, esta asociada a la afectación de la vida, pues cuando un funcionario publico se roba los dineros de la salud, se esta robando la posibilidad de atención, curación, medicinas y tratamiento de los pacientes, que sin duda son las personas mas pobres de este país.

Visto así, un corrupto no es un simple ladrón, podría ser también un homicida, una persona que con su actuar afecta de manera negativa la vida de las personas, justo a esas mismas que en su calidad de funcionario o servidor público esta llamado a servir, proteger y defender.

Como se ha dicho, la corrupción es un cáncer social por eso su cura esta en la sociedad, actuando a tiempo, cambiando paradigmas sobre el ejercicio de la política y la función pública. La solución no es la indiferencia, mirar a otro lado o hacerse el desentendido, pues eso la fortalece más. La solución es haciendo control social, vigilando, denunciando y sobre todo actuando en los tiempos en que se eligen a quienes tomarán la vocería por nosotros en las decisiones estructurales de la Nación; es decir, votando con conciencia. Publicado en: http://elfrente.com.co/index.php?option=com_content&view=article&id=6593:corrupcion-y-derechos-humanos&catid=43:opinion&Itemid=77